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EDÉN EN LLAMAS

Pero una vez sembrado el árbol, doblegada la hoja y alcanzado el bosque, tras ese lapso necesario de parada y de reflexión inevitable, surgió la necesidad de ahondar aún más en los procesos de síntesis, como impulso de desprendimiento y renacer. Y ahí ardió el Edén.

 

Aquel paraíso de búsqueda entre los árboles, cuyas estructuras elegantes y estáticas parecían ser miradas desde la distancia necesaria para comprender la existencia del propio bosque, pero al tiempo permitirnos admirar el gesto exacto de las hojas dibujadas al compás de la luz circundante y del color sabiamente matizado, da paso ahora a nuevos espacios, generados aprovechando la profundidad atmosférica que transmiten los pigmentos en polvo aplicados en campos de color, y a una distancia más cercana e íntima, cuya escala definen las líneas rítmicas de los troncos...

Eliseo G. Izquierdo

Tenerife, Mayo 2021

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